¿Qué es AWS y por qué su falla afectó a todo el mundo?
Por Deyber Fonseca Araya el Thursday, October 23, 2025
En los últimos días, millones de personas alrededor del mundo notaron que muchas aplicaciones y sitios web dejaron de funcionar. Algunos no podían acceder a su banca en línea, otros no lograban reproducir contenido en sus plataformas favoritas, e incluso ciertos servicios gubernamentales quedaron fuera de línea. La causa detrás de todo esto fue una caída en Amazon Web Services, o simplemente AWS, el sistema de infraestructura digital que sostiene buena parte de Internet.
AWS es una división de Amazon dedicada a ofrecer lo que se conoce como “computación en la nube”. En lugar de que las empresas tengan que comprar y mantener servidores físicos, pueden alquilar capacidad informática, almacenamiento o servicios de red directamente desde AWS y pagar solo por lo que usan. Es como si, en lugar de tener una planta eléctrica propia, una empresa se conectara a la red pública y pagara según su consumo. Esta flexibilidad y escalabilidad han convertido a AWS en el proveedor de nube más grande del mundo, con clientes que van desde pequeños startups hasta gigantes como Netflix, Disney, la NASA y miles de gobiernos e instituciones.
El funcionamiento de AWS se basa en enormes centros de datos distribuidos globalmente. Cada vez que abrimos una aplicación o una página web, en realidad estamos enviando una solicitud a uno de esos servidores que procesa la información y responde en segundos. En ese proceso, AWS ofrece tres pilares esenciales: potencia de cómputo, almacenamiento seguro y redes rápidas que permiten que todo fluya sin interrupciones. Por eso, cuando una de sus regiones o servicios presenta una falla, las consecuencias pueden sentirse en todo el planeta.
La reciente interrupción de AWS no fue una simple caída. Bastó un problema interno —posiblemente en su red de distribución o en un componente crítico de almacenamiento— para que se desencadenara un efecto dominó. Miles de empresas que dependen de AWS no pudieron acceder a sus servidores, sus aplicaciones dejaron de responder y, en algunos casos, los usuarios ni siquiera podían iniciar sesión. Este tipo de fallos demuestra cuán interconectado está el ecosistema digital actual: si AWS se detiene, una parte importante de Internet se detiene con ella.
Aun así, AWS sigue siendo la opción preferida por muchas organizaciones. Sus ventajas son claras: ofrece una infraestructura confiable, escalable y con altos estándares de seguridad; permite crecer sin necesidad de invertir millones en hardware; y da acceso a herramientas avanzadas de inteligencia artificial, análisis de datos e Internet de las cosas. Además, su modelo de pago por uso resulta ideal para negocios que necesitan flexibilidad.
Sin embargo, estos eventos también dejan una lección. La nube no es infalible. La dependencia tecnológica global hace que cada interrupción tenga repercusiones enormes. Por eso, muchas empresas están adoptando estrategias de múltiples nubes, combinando AWS con otras plataformas como Microsoft Azure o Google Cloud para evitar una caída total ante un problema aislado.
En conclusión, AWS es la base invisible de gran parte de nuestro mundo digital. Su potencia permite que la tecnología funcione como la conocemos hoy, pero también nos recuerda lo delicado que puede ser el equilibrio del ecosistema digital. Cuando una pieza tan grande se tambalea, el impacto se siente en cada rincón del planeta.
Saludos amigos…